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viernes, 28 de junio de 2013

EL DESACUERDO SE PARECE AL ‘JUGUETE’ DE CHÁVEZ


No nos financia la Vicepresidencia, dice Bejarano
VENEZUELA (ANB / Erbol).- El quincenario El Desacuerdo acaba de publicar su segundo número y pretende llegar a la clase media de Santa Cruz, Cochabamba, Sucre y Tarija.  Sus gestores definen su línea editorial como de izquierda e interpeladora. Tiene algo de El Juguete Rabioso, quincenario opositor fundado y dirigido por el exasesor del presidente Evo Morales, Walter Chávez, en los tiempos neoliberales. Ese algo es el diseño, el tipo de letra, el tipo de papel y hasta el espíritu, aunque por sus primeros dos números se puede deducir que no es “rabioso”, probablemente porque no nace en las filas de la oposición, sino de la izquierda, “tendencia ideológica” que gobierna hoy Bolivia.


El Juguete Rabioso se inspiró para elegir ese nombre en una novela de Roberto Arlt; mientras, El Desacuerdo toma como referente al filósofo francés Jacques Rancière. Susana Bejarano, integrante del consejo editorial de El Desacuerdo, dijo que se reunieron con Walter Chávez para las dos ediciones, luego aclaró que no es parte activa del cierre de las ediciones y señaló que les gustaría que (Chávez) sea parte del equipo.

En el equipo, que pretende desafiar cada 15 días a reflexionar desde la política hasta el deporte, también escribe Iñigo Rejon, asesor del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, seguidor acérrimo de otro Chávez, Hugo.

Para enterarnos más acerca de esta publicación conversamos con Susana Bejarano.

Erbol Digital (ED).- ¿Cómo surge El Desacuerdo?

Susana Bejarano (SB).- Nos remitimos al título de la obra del filósofo francés Jacques Rancière, quien indica que el conflicto o el desacuerdo es la base de la política.

Por eso, decidimos por el nombre de El Desacuerdo porque buscamos pesos y contrapesos, acuerdos y desacuerdos sobre diferentes temas y no solamente de la política sino también de la cultura, la crítica a los libros y otros; entendiendo que puedes acordar o no con todo.

ED.- ¿Cómo o en función a qué eligieron a los miembros del consejo editorial?

SB.- Entre varias personas de diferentes ámbitos y en las discusiones políticas, que tenía cada uno, nos fuimos agrupando, creo que a todos nos mueve la política. También ya nos habíamos conocido en la universidad, pero la vida va generando coincidencias nos encontramos, debatimos algunos temas y nos animamos a publicar; además, somos muy buenos con la pluma, en particular ellos.

Cada uno escribía en diferentes medios. Mario hizo varias columnas, Boris era periodista estrella de Página Siete, Manuel también escribió varios libros y yo estoy metido en la televisión con un programa de análisis político que busca el peso y contrapeso.

La idea del quincenario es buscar reflexiones desde la izquierda, pero eso no quiere decir que no sea crítica, irreverente y sesuda; entonces, nos identificamos como gente de izquierda.

ED.- ¿Esa es la línea editorial?

SB.- Yo creo que sí, aunque en un desacuerdo no puede evitarse artículos que no sean de izquierda. Nuestra línea editorial es básicamente el desacuerdo y el desencuentro para que la gente saque sus conclusiones, pero nuestro interés es apostar por un mejor país. Nadie tiene intereses particulares o empresariales.

ED.- Rescato un dato de un cibernauta donde indica que tiene la pinta del Juguete Rabioso, ¿qué significa eso?

SB.- Sí, sin duda existe. Que nos digan que el quincenario es parecido al Juguete Rabioso, no es algo que quisiéramos ocultar sino lo tomamos como una virtud. Juguete Rabioso, al inicio del 2000, marcó una época porque era una publicación inteligente y crítico. Claro que pensamos en el Juguete Rabioso y rescatamos a uno de los columnistas como es Ramón Rocha Monroy y Pablo Cingolani, que están escribiendo en El Desacuerdo, eso es un honor.

ED.- ¿Qué tiene que ver Walter Chávez en la estructura y el trabajo?

SB.- No eres la primera persona que tiene esta curiosidad, nosotros hemos tratado de tentar para que sea parte del consejo editorial pero entiendo que está en otras cosas. Hemos contactado con Walter Chávez para contarle nuestro proyecto y él nos relató su experiencia; hablamos mucho de los artículos, del por qué de algunas cosas, y lo queremos tentar para escribir y ojalá en poco tengamos a una persona polémica como es él escribiendo en El Desacuerdo. Sin embargo, sigue siendo una iniciativa del consejo editorial; no vayas a creer que para nosotros es un insulto.

ED.- ¿Comparte algún enfoque o algún tema para El Desacuerdo?

SB.- No es parte activa de nuestras reuniones de cierre de edición. Lo hemos llamado y convocado en las dos ediciones a escribir, ojalá podamos tener un artículo suyo próximamente.

ED.- ¿Cuáles son los temas de interés de El Desacuerdo? En una parte del editorial dicen “qué gracia tiene una publicación si no es capaz de molestar a alguien. ¿A quién quieren molestar y por qué?

SB.- Es lo mismo que debes hacer en tu trabajo. Uno siempre busca interpelar a alguien y no se debe entender la molestia como una cosa tonta sino inteligente sobre lo que está pasando ya sea en favor o contra. Las posiciones que se vayan a asumir tendrán suficiente argumentación con fuentes e inteligencia, pero sino interpela a nadie es como no hacerlo.

El Desacuerdo busca la interpelación a los gustos y disgustos, sobre temas políticos, el fútbol, los libros, los personajes y otros que ya están en la publicación de diferentes autores. Manuel Canelas escribe sobre Carlos Mesa y su libro, Mario Murillo en su artículo habla sobre la recomendación de Xavier Azkargorta al vicepresidente Álvaro García a leer un libro de fútbol.

También queremos que la gente se pueda encontrar con temas particulares como el de Amaru Villanueva que habla de por qué se van extinguiendo las palomas en la plaza Murillo.

ED.- ¿Manuel dirige el quincenario?

SB.- No, estamos actuando bajo la lógica del consejo editorial, las decisiones se toman ahí y revisamos nuestros artículos, pero buscamos que sea sostenible.

ED.- ¿Hay muchas publicaciones en la venta de los periódicos, pero por su contenido intentan seducir a la clase media?

SB.- Se habla mucho de la seducción a la clase media, no sé si eso estamos buscando, pero la clase media inmediatamente se va ver identificada con El Desacuerdo porque está escrita por la gente de clase media; entonces, el quincenario, un poco, por naturaleza se va a encontrar con la clase media, pero está señalado en el editorial que prima el amor por el país y que ninguno nos queremos ir de Bolivia.

ED.- En los medios de comunicación como en Unitel, ATB u otros no se dicen abiertamente de quiénes son los dueños pero hay operadores. En este caso, insisto, ¿Walter Chávez tiene que ver algo con El Desacuerdo?

SB.- Él no nos está operando y no toma decisiones sobre qué tipo de artículos debemos escribir o no. Somos jóvenes profesionales casi todos con postgrados, entonces, es casi muy básico, a estas alturas de la vida que digan Walter Chávez está operando. Nosotros pensamos y se refleja en nuestros artículos.

ED.- ¿Cuál fue el capital de arranque?

SB.- Ha sido una “vaquita”, colecta, de todo el “mundo”. El diseñador nos hizo el favor de fiarnos hasta que nos pongan publicidad, alguien tiene un conocido en la imprenta y por eso aún no nos han pedido que compremos papel resma; entonces, hemos hecho una inversión de dos mil dólares, me imaginó que hemos debido poner a 200 dólares cada uno, que hay que hacer cuentas. El entusiasmo se puede acabar y pronto vamos a tener que empezar a pagar.

ED.- Dijiste que debe ser sostenible ¿Cómo lo van a hacer?

SB.- Con publicidad porque el medio escrito no logra sostenerse con sus ventas en la calle, que yo no sabía; en la segunda edición nos alcanzó un poco para cubrir el papel y vamos por la sostenibilidad, pero nadie buscar ganar.

ED.- ¿Entonces hacia dónde va?

SB.- Ojalá que no a pique. Nos estamos repartiendo las tareas y espero que la lógica de la comunidad no nos juegue una mala pasada. A la larga, si es que vamos alcanzando algunos objetivos habrá que contratar un administrador, por el momento es un emprendimiento de seis jóvenes.

ED.- Rescato algunas inquietudes, la Vicepresidencia ¿tuvo algún aporte para la publicación?

SB.- No eres la primera persona que nos dice eso. En las redes sociales hubo un cometario en este sentido de alguien que dirige otro medio, nada más tonto. Ojalá la Vicepresidencia fuese un centro, donde quienes quieran escribir o publicar algo, pueda dar fondos, yo creo que puede haber filas. El comentario de un director de otro medio me parece más un susto por el producto. Ya te conté que debo plata y esta cuestión no me ha generado ni un centavo.

Si la Vicepresidencia te pusiera plata, por ejemplo, acaso habría la publicación como el “El MAS está obsesionado con ganar en tierra camba” donde hay algunas revelaciones, yo no sé si éste fuera interés del Vicepresidente.

Los comentarios de que Walter Chávez ha refundado el Juguete Rabioso, la Vicepresidencia está financiando la iniciativa y no sé qué cuestiones más vienen casualmente de algunos que están asustados un poco por el producto.

Hay que entender que Bolivia está cambiando y hay rostros que pensamos, analizamos y escribimos; nadie nos opera por detrás sino que eso es subestimar la generación pero de una manera escandalosa y es una barbaridad. Esto es un emprendimiento independiente.

ED.- El término operar no gusta pero hay intereses detrás de los medios. Sin embargo, ¿cuál es el tema que tuvo más acogida en el primer número, según ustedes?

SB.- Buena y mala acogida a dos artículos, uno de Nicolás Laguna, Mr. Memmott…, donde se explica la salida de USAID; entonces, había gente que estaba encantada con la dilucidación y otros que decían que no pasa nada, pero fue polémico y generó acuerdo y desacuerdo. El otro, es la crítica muy sesuda que hace Manuel Canelas a Nicolás Maduro, desde la izquierda pero bien hecha, que también ha generado susceptibilidades a todo nivel.

ED.- ¿Cuántas unidades publicaron en cada tiraje?

SB.- Más o menos son 16 artículos en un número. En el primer tiraje publicamos 3.000 unidades que se agotó, entonces sacamos 1.000 más. En el segundo, también salió 3.000 y el señor de la esquina me dijo que ya no tiene, eso a tres días de haberlo publicado. Si los canillitas nos piden vamos a sacar 1.000 más.

En el próximo número esperamos llegar a Santa Cruz, Cochabamba, Sucre y Tarija, que estamos negociando con la red de distribución.

ED.- En un emprendimiento siempre hay objetivos ¿cuánto calculan avanzar para no quedarse?

SB.- Sin duda, coincido en que las cosas deben ser finitas porque se desgasta, cansa o ya no logras renovarte. Somos seis personas, estamos con las ideas frescas y con mucho entusiasmo porque anima que Edmundo Paz Soldán quiera volver a escribir y Pablo Estefanoni, que era columnistas estrella de Página Siete, ahora escriba solamente para nosotros; el caso de Iñigo Rejon, que es uno de los asesores del Presidente Maduro, está escribiendo con nosotros. Por tanto, hay iniciativa fresca y debemos pensar, tener la capacidad de renovarnos y ser inteligentes en cada número sino nos vamos a morir muy pronto.

Creo que en este tipo de emprendimientos, la primera vez que me meto, calculo que no durará más de tres o cuatro años o sino por ahí nos volvemos unos Garafulic y decidimos copar los medios – entre risas-, pero con llegar a fin de año ya sería un logro.

ED.- Algo más que quieras añadir

SB.- Me decías cuál es el interés que tiene por detrás, como tienen otras, que es verdad. Los medios de comunicación que manejan gran cantidad de recursos e intereses no se puede comparar con un quincenario. Nuestro fin es generar opinión; entonces, los intereses no son los mismos, nosotros estamos más motivados para que la gente nos lea y que la iniciativa sea un espacio donde se escriba, se genere reflexión y por sobre todo queremos un país que nos ofrezca condiciones de vida a nosotros y nuestros hijos.

Los medios se concentran mucho en información coyuntural porque no les queda otra también, pero faltan espacios de reflexión en televisión, radio y periódico desde donde debemos aportar para entendernos como sociedad, tal vez parezca soberbio, pero interpelar a quien creas hacerlo está bien, es positivo.

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